sábado, 1 de marzo de 2014

CUNA GRECOLATINA



Por Antonio Moreno Ruiz(1), historiador y escritor, miembro de la Sociedad Cultural Hispano-Rusa


Como bien dice mi amigo el gran historiador bizantinista argentino Guilhem Martín (2), "¡ingleses, cuándo no!". Que buena parte de la historiografía anglosajona (con honrosas excepciones como Charles Lummis, Stanley Payne o Hugh Thomas) se haya dedicado a denigrar con absurdas simplicidades a imperios como el romano, el bizantino, el hispánico o el ruso no es de recibo. Básicamente porque con ello, parecen intentar esconder qué pasó con irlandeses, boers o indios norteamericanos... O esa inquisición anglicana que por mor de una caza de brujas que en España ni existió se cepilló a 40.000 almas.

Ya se sabe la sabiduría del refranero: "Dime de qué presumes y te diré de qué careces", y "siempre habla un cojo del pie que cojea".

Por eso, y por otras tantas cosas, el fetichismo nórdico de propios y extraños no es más que una exacerbación freudiana, aliñada de complejo de inferioridad y regodeada en el desconocimiento de las civilizaciones y tradiciones emanadas de la excelsa cuna grecolatina.





(1) ANTONIO MORENO RUIZ

(2) Recuérdese: ¿INFLUENCIA BIZANTINA EN HISPANIA?

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